Tuesday, May 5, 2015

Y de repente... una escuela en Estados Unidos

Y de repente… una escuela en Estados Unidos

Hace ocho meses que atravesé por primera vez las puertas de Treasure Mountain Junior High. Me gusta pensar que mi vida ha mejorado durante este tiempo, en todos los sentidos, en especial en el profesional.

Nunca antes trabajé en una escuela. Mis días habían transcurrido entre políticos, crímenes y teatros. Soy periodista. Me imagino que siempre seré periodista independientemente de cuál sea mi actual ocupación. Ahora, de repente, trabajo en una escuela americana como ELL Assistant (Ayudante de estudiantes cuya primera lengua no es el inglés)

Mi experiencia ha sido enormemente enriquecedora. He trabajado con maestros excepcionales. Incluso yo me siento ahora un poco maestro. Sólo un poco. Para ser maestro se necesita alma, dedicación y experiencia. Yo sólo soy ayundante de maestros. O quizás debería decir ayudante de estudiantes.


Un limbo imaginario
Mi trabajo consiste en ayudar a los estudiantes hispanos. La gran mayoría son norteamericanos de toda ley. Sus padres son mexicanos pero ellos nacieron en Estados Unidos. Algunos ni siquiera saben comunicarse en español. Sin embargo, los ubicamos socialmente en un limbo imaginario; en medio de dos países tan cercanos y alejados al mismo tiempo como son México y Estados Unidos.

La vida les ha dado una oportunidad que no reconocen todavía, aunque todo el mundo les repite consantemente lo afortunados que son. Por mucho que nos empeñemos, es muy difícil hacerles entender que son unos privilegiados. Ven a sus padres, si es que tienen la suerte de tenerlos aquí, aplastados por la necesidad de ganar un dinero que debe servir para mantener a los de aquí y a los de allí. Muchos de sus compañeros viven en casas descomunales, viajan en coches de película y se marchan de vacaciones a lugares paradisiados, mientras ellos comparten un minúsculo apartamento con otras tantas familias. Pero los estudiantes hispanos ni siquiera tienen el derecho de la envidia, porque son unos privilegiados.

Tienen 13 y 14 años. Sólo unos pocos años más les darán una perspectiva más amplia. Lo más importante ahora es que no se salgan del camino hasta un punto irrecuperable. Que pasen estos años de permanente incertidumbre de la mejor manera posible. Que no pierdan la oportunidad formarse para conseguir un buen trabajo. Que el futuro les depare una vida mejor, en todos los sentidos. Que el gran esfuerzo que han hecho sus padres tenga recompensa.


Integración en la escuela
Sólo conozco una minúscula parte del sistema educativo americano. Una escuela intermedia de un pequeño pueblo de Utah. No puedo generalizar. Pero por lo que he visto aquí, la educación se provee de la forma más personalizada posible, alentando el talento de los más avanzados, a la vez que se proporciona apoyo adicional a los estudiantes que lo necesitan. En esto último precisamente consiste mi trabajo. Y por eso afirmo que la escuela hace mucho para favorecer la integración de los estudiantes hispanos. ¿Se podría hacer más? Por supuesto. Pero lo que se hace ahora es digno de elogio.

Es un placer para mí trabajar con ellos. Son alegres, inteligentes y creativos. Igual que el resto de estudiantes.Y lo mismo puedo decir de todo el mundo que trabaja en la escuela. Gente valiosa que prioriza la educación de los estudiantes por encima de cualquier otra cosa. Es un placer trabajar con todos vosotros.

Antonio Ortiz. ELL at Treasure Mountain Junior High

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